martes, 26 de julio de 2016

Cosas que un emprendedor no debe hacer

Cosas que un emprendedor no debe hacer


A pesar del estatus de “héroe” que muchos emprendedores tienen es importante entender que casi todos cometieron errores, pasaron mucho tiempo en los proyectos equivocados y posiblemente trabajaron con las personas erróneas antes de ser exitosos. Como emprendedor nuevo puedes y debes aprender de los errores de otros. Si quieres ser un gran emprendedor deja de hacer estas cinco cosas.
1. Deja de planear juntas de equipo. El fundador de Basecamp, Jason Fried, dijo que “las juntas son cosas tóxicas, terribles y venenosas durante el día laboral”. En mi opinión tiene razón, tal vez te estés engañando al pensar que tu junta semanal de 10 personas es un buen uso del tiempo de todos, pero estás equivocado. Piensa en esto: cuando tienes juntas que duran 60 minutos no sólo estas tomando una hora del día de todos, sino 10 horas de trabajo de tu equipo como un todo. Cada persona está perdiendo una hora que podía haber pasado haciendo trabajo de calidad, algo que genere dinero y que haga que tu negocio crezca.
Consejo: Cancela todas las juntas que has programado esta semana. En lugar de hablar sobre todo lo que se necesita hacer, resuelve lo que debe hacerse.
2. Deja de involucrarte en todos los proyectos. Cuando tu negocio es pequeño, tal vez sea mejor involucrarte en cada proyecto y decisión que necesite tomarse, pero conforme va creciendo necesitas ser capaz de soltar las riendas en algún momento. Si no puedes hacerte a un lado o delegar tareas, es una señal de que no confías del todo en la gente que contrataste. Como emprendedor necesitas delegar. Una vez que comenzaste a confiar en tu equipo, dale la libertad de probar nuevas ideas y estrategias, no pasará mucho tiempo antes de que veas resultados positivos.
Consejo: Contrata a personas que sepan más que tú. Págales bien, mantenlos felices y te ayudarán a  convertirte en el líder de negocios más exitoso.
3. Deja de ver más adelante. En los negocios, las cosas cambian rápido. Tu trabajo como emprendedor y líder es crear un lugar en el que todos los que trabajan para ti estén a gusto y se adapten rápido. Eso quiere decir que no puedes pasar mucho tiempo viendo demasiado a futuro.
No estoy diciendo que no deberías tener metas a largo plazo para ti y tu equipo, debes hacerlo. Sólo que no pases todo tu tiempo pensando cómo serán las cosas en muchos años. En lugar de eso enfócate en el presente. Ponte metas que se puedan alcanzar para el final de la semana, mes o trimestre. Encuentra victorias y reconoce el éxito a distancia; es una parte importante para el crecimiento de tu negocio y la lealtad de tu equipo.
Consejo: Escribe tres metas que quieras alcanzar al final de la semana. Revísalas el viernes y observa cómo lo hiciste.
4. Deja de hacer suposiciones sobre los clientes. Es fácil hacer esto pero no ayuda cuando se trata de hacer crecer tu negocio. Como emprendedor no puedes costear hacer suposiciones sobre lo que sienten, quieren o necesitan los consumidores. Necesitas pasar tiempo colectando datos, cuantitativos y cualitativos, que puedan ayudarte a entender a tus clientes. Esto significa recurrir a encuestas, analizarlas, aprender de los análisis y convertirte en un mejor oyente. Cuando dejes de hacer hipótesis y comiences a aprender de verdad te convertirás en un mejor empresario.
Consejo: Habla con uno de tus clientes cada trimestre. Hazle preguntas pero también prepárate para escuchar.
5. Deja de tenerle miedo a la competencia. Ponles atención y aprende, pero no te preocupes por ellos. Si tienes un buen producto o servicio, una buena marca, equipo y procesos, encontrarás el éxito. Muchos emprendedores se quedan atrapados en las batallas con la competencia. La mayoría gasta tiempo y dinero lanzando campañas vagas y otras tácticas “sucias” para hacer ver mal a las personas. No caigas en esa trampa. En lugar de gastar tanta energía y tiempo enfócate en ganarte la lealtad de la gente, en hacer los mejores productos y en reunir a un equipo fuerte.
Consejo: Si a uno de tus competidores le está yendo bien, haz un análisis online y offline para aprender de éste. Toma lo que aprendiste para ver si aplica para tu negocio. No le copies, aprende a hacerlo mejor.
Bibliografía:
Patel, S. (2016) Cosas que un emprendedor no debe hacer. Entrepreneur. Recuperado el 26 de julio de 2016 de https://www.entrepreneur.com/article/267489
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miércoles, 20 de julio de 2016

Apitatán, a grandes trazos

Apitatán, a grandes trazos

Usted y yo los hemos visto. Están recostados, de pie, cayendo al vacío o volando por los aires en calzoncillos. Navegan, cabalgan, se columpian. A veces los acompaña una mula, un perro, un oso de peluche o un instrumento musical. Tienen ojeras, curitas en la ceja, la dentadura incompleta o un diente de oro. No hay narices más cuadradas que las suyas. El pelo y la barba les crecen verdes, celestes, violetas. La panza se les infla y la risa les rebosa de gusto.
apitatanEl-OroUsted y yo hemos leído lo que dicen. Que “solito se pone uno la sogal cuello”. Que “cualquier cosites cariño”. Que “hay quescu charan tesdiablar”. Frases hechas, memorizadas y repetidas en un loop generacional por nuestros abuelos, padres y vecinos. Dichos que ahora despliegan su ortografía mutante a un lado, debajo o arriba de los personajes festivos que usted y yo hemos  visto en las paredes de Monteserrín, La Tola, Chiriyacu, La Floresta y otros barrios del norte, centro y sur de Quito. O en muros de Otavalo, Mompiche, Canoa, Cuenca y otros lugares del país.
Son la estela gráfica de Apitatán.
***
—De chiquito no podía pronunciar mi nombre. Cuando me preguntaban cómo me llamaba, decía Apitatán. Tengo un tío que todavía me dice así.
Sentado en un sillón de cuero, en la sala de su departamento en Monteserrín, al noreste de la ciudad, Juan Sebastián Aguirre se ríe al explicar el origen del nombre resonante con el que, desde 2011, firma sus murales y sus lienzos. Viste una chompa vinotinto, pantalón verde, zapatos deportivos: el estilo relajado de quien se sabe habitante de la república urbana. La barba oscura se espesa en su quijada y los lentes redondos, de marco carey, se anteponen a su mirada rasgada. Sus facciones y las de sus personajes comparten los filos geométricos del mestizaje.
La luz del día se filtra por las cortinas blancas y toca las hebras secas de los pinceles, el lomo plateado de su Mac portátil y los bocetos recostados sobre una mesa roja y redonda. La cocina, a pocos pasos de la sala, está vacía, sin electrodomésticos. Juan Sebastián acaba de mudarse a este espacio iluminado, silencioso, con un jardín frontal, que será su casa y su taller. Antes compartía un taller compacto en El Inca con su amigo y colega Irving Ramó. Allí estuvo cuatro años, en su “etapa de gestación”. Acá lleva apenas cuatros días y el cambio coincide con un período expansivo de su carrera en el que ha decidido no distraerse de su meta: pintar los lienzos que planea exhibir a finales de año.
—Ahorita lo que más me mueve es montar la expo. Parte de este cambio de sitio fue para empezar a agarrar oficio, pintar más días a la semana en el caballete. De aquí a cinco años, quizá ya no existan mis muros.
Lo dice un hombre de veintiocho años que se autodefine como dibujante y pintor. No grafitero. No artista urbano. Pintor. Aunque sus murales le han servido para darse a conocer y ser invitado a festivales de arte urbano en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, Juan Sebastián sabe que lo que pinta en la calle es, en esencia, fugaz. Por el sol, por el esmog, por las costras de humedad en los muros. Y porque la ley protege los velos de insípida pintura blanca de ciertas paredes: 50 horas de trabajo comunitario o cárcel de uno a cinco días son las sanciones establecidas en el artículo 393 del Código Integral Penal para quien “dañe el ornato de la ciudad o la propiedad privada de los ciudadanos con pinturas, gráficos, frases o cualquier otra manifestación, en lugares no autorizados”.
Él, sin embargo, ha seguido pintando en muros como un antídoto contra la meticulosidad que a veces, frente al caballete, tiende a ralentizar sus trazos.
—La calle te obliga a no demorarte un año, a no ser perfeccionista. Cuando pintas un cuadro te puedes quedar estancado horas en un detalle mínimo. Los murales, en cambio, te enseñan a desapegarte, a  ser más rápido, terminar y darte cuenta de que las partes sucias o difuminadas también pueden ser lindas.
***
Eduardo Villacís es un referente de la pintura local, ganador de una beca Fullbright con la que estudió una maestría en Artes Visuales en la California State University de Estados Unidos, y profesor de dibujo, pintura, ilustración y animación en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Es, también, la persona que desde el otro lado del teléfono dice que cuando conoció a Juan Sebastián tenía el pelo desbordado como un helecho. El chico de rastas que tomaba la clase de dibujo II por primera vez era un estudiante de Publicidad que había escogido fotografía y pintura como subespecializaciones. La USFQ, una de las más costosas del país, además, le había otorgado 60% de asistencia financiera —40% de beca y 20% de crédito educativo— al estudiante que, al igual que Villacís, disfrutaba de la música brasileña. Aunque no fue un alumno brillante en el colegio América Latina, Juan Sebastián se graduó con un promedio de 18/20, lo suficiente para conseguir la beca que necesitaba.
—En las clases era muy participativo. Tenía mucho entusiasmo por aprender y ponerse a trabajar —dice el profesor.
En las sesiones con Villacís, Juan Sebastián aprendió sobre anatomía, cromática y creación de personajes. Empezó a pintar bodegones y retratos que reposan inacabados en el piso de uno de los cuartos de su departamento, junto a brochas, rodillos y galones de pintura. Conoció, además, el refinamiento telúrico de Kent Williams, las criaturas estruendosas de Barron Storey, y los paraísos desatados de James Jean, sus referentes de cabecera. Y en busca de su identidad gráfica, comenzó a dibujar los rasgos rocosos que ahora definen su estética.
—En su trabajo —dice Villacís— se nota claramente un estilo bien personal y comprometido con lo local. Él y otras personas están llevando el arte urbano a un nivel de mucha sofisticación.
En 2010, al terminar sus estudios universitarios, Juan Sebastián consiguió un trabajo en la agencia de publicidad McCann Erickson. Tenía veintidós años, era director de arte junior de una empresa multinacional prestigiosa, ganaba un sueldo fijo y acolchonaba su hoja de vida con experiencia. El dinero que recibía le alcanzaba para vivir y pagar el crédito que le había dado la USFQ. En la placidez de esos días inmunes, sin embargo, se enroscaba una frustración asfixiante: no tenía tiempo para pintar ni dibujar.
Una madrugada a finales de ese año, después de volver de otro día agotador en la agencia,  Juan Sebastián tomó un pincel, tinta china y restos de acrílico que había en su casa del barrio La Jipijapa, en el norte de Quito, y en la pared de su cuarto se autorretrató. Estaba de pie, en calzoncillos. El torso semidescubierto, la cara de hastío. Tenía ojeras menguantes, el ceño fruncido, los brazos cruzados. La piel de las piernas velludas era del color beige de la pared. Al tipo con una botella, al del cráneo ovalado de ovni, al payaso triste y al resto de personajes que se elevaban fantasmagóricos por encima de su cabeza los pintó de gris. Y, junto al dibujo, escribió una frase para sí mismo: “Hazlo cuando sientas hacerlo”. Casi un año después de esa madrugada, en 2012, renunció y comenzó a trabajar como diseñador gráfico e ilustrador freelance.
Para ese entonces, Apitatán y la ciudad ya se habían conocido.
Mompiche
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En 2011 el festival de arte urbano Detonarte lanzó la convocatoria de su tercera edición. Juan Sebastián y otras 150 personas se inscribieron para las pintadas colectivas de muros en Quito. Toctiuco, en el sur de la ciudad, fue uno de los barrios escogidos para la intervención. “Es hasta cojélel tino nomás”, escribió Apitatán en su mural de 2,5 metros de ancho por dos de alto, en el que un rastafari con short y bividí verde, amarillo y rojo (los colores de la bandera de Jamaica) se equilibra, con la lengua afuera, sobre un monopatín. Era la primera vez que pintaba con aerosol.
—Fue uno de los mejores murales de esa edición. De una se notó la diferencia de su técnica con la del resto, ya tenía un estilo. Era un ilustrador que estaba cambiando su formato a la calle —dice Luis Auz, productor del festival Detonarte.
En diciembre del año pasado, Auz lo invitó como uno de los artistas principales de la sexta edición del Detonarte. Apitatán compartió cartel con el francés Mantra y el brasileño Onesto, ambos estandartes del street art contemporáneo. Mariposas, búhos y amazonas con el pelo mojado habitan los muros del primero. Onesto, en cambio, deja salir seres artrópodos de su mano. Apitatán, al igual que sus colegas, pintó la fachada lateral de uno de los multifamiliares de Chiriyacu, en el sur. Necesitó cuatro días y medio para, en un edificio de cinco pisos, equivalente a un lienzo de trece metros de alto por ocho de ancho, dibujar a una mujer indígena que carga a su hijo en un rebozo. El niño chimuelo ríe y, a su vez, sostiene con ternura a un cuy. El título de la obra es “No se encariñe con la cena, mijo”.
—Sus trazos ya son su firma —dice Auz—, su gráfica es digerible e intergeneracional, es tanto para adultos como para niños. Él es uno de los artistas que poco a poco ha ido cambiando la percepción sobre los muros. Ha hecho ver que no hacen daño sino que sacan sonrisas.
Mientras prepara en la cocina de su departamento un té con limón, mezcal y panela para suavizar su amigdalitis, Juan Sebastián dirá que su afán no es ser un payaso ni entretener, pero sí mirar las situaciones cotidianas con optimismo. Eso, en este país dado a la autoconmiseración, no es ninguno gesto naifComo dice Banksy: “El arte debe consolar a los perturbados y perturbar a los que están cómodos”.
***
Ciertas paredes tienen dueños que las prefieren así: áridas. Cuando Apitatán quiere pintarlas, conversa con ellos y trata de convencerlos de lo contrario. Otras veces pinta en muros abandonados. O dentro de casas, bares u oficinas: mientras unos borran sin respiro sus muros, otros presumen de ellos. En enero de este año, para muestra, los directivos del centro de co-working y emprendimiento Impaqto Quito le pidieron que pintara dos murales en sus nuevas oficinas en el norte. Queríamos —dice Lucía Villavicencio, coordinadora de comunicación y eventos de Impaqto Quito— que la gente se inspirara al ver su trabajo, que se contagiará de la frescura de su obra.
Es la última semana de febrero y Apitatán ya siente el flujo efervescente de la abstinencia. Ha pasado un par de semanas sin pintar en la calle y el roce le hace falta. El spot que ha escogido para intervenir esta mañana es un muro abandonado cerca de su casa. Mateo, un chico que hace un par de años se acercó mientras él pintaba y le dijo que quería aprender, ha venido a ayudarlo. Apitatán ha dado talleres y ha sido invitado a charlas en las que ha dicho que para dibujar bien hay que estar dispuesto a borronear tanto como sea posible. Mateo tiene dieciocho años y una mochila en la que lleva sus propias latas de aerosol, pero ahora, con la presteza y la concentración de un aprendiz avanzado, desliza de arriba hacia abajo un pequeño rodillo y pinta la superficie del muro. De esa capa gris nacerán los colores vivos. Apitatán, a espaldas de Mateo, se agacha para sacar de una vieja mochila negra las latas de la marca española Montana y las pone junto a los envases de pintura. El sol de las 10:00 todavía no escuece.
Apitatán conecta otro rodillo a un extensor y lo moja en pintura café. Con ese lápiz gigante, hace trazos largos, pequeños, arqueados, mientras mira de vez en cuando un boceto en su iPhone 6S. Veinte minutos después, se distingue la silueta de un hombre mayor recostado  a lo ancho del muro rectangular. Además de los tipos ojerosos, panzones, chimuelos y con sueño —más bien lejanos a los estereotipos publicitarios—, los ancianos son personajes recurrentes en sus cuadros. Muchos de ellos, de hecho, están inspirados en Osvaldo Ríos, su abuelo materno, de 84 años. Con él convivió gran parte de su infancia. De él ha escuchado algunos de los dichos que resuenan en sus obras.
—Uno de los sueños que he tenido desde la infancia ha sido ser viejito.
—Por eso te están saliendo canas.
—Creo que me lo tomé muy en serio —dice Apitatán y se ríe con la misma carcajada abierta y de ojos encogidos que tienen sus personajes.
Mural-Mexico
***
Si en esa tarde de su infancia, ella, después de encontrarse con un dibujo suyo en la pared de la cocina, le hubiese dicho no, lo que haces está mal, es feo, no se te ocurra intentarlo de nuevo, quizá él, que en la adolescencia quiso ser poeta o fotógrafo, se habría dedicado a otra cosa. Pero como Paulina Ríos era estudiante de Psicología en aquel entonces, supo que sería un despropósito castigar la habilidad del niño curioso, travieso y solitario que era Juan Sebastián, su primogénito.
Un regaño pudo haber hecho que esta historia no se contara.
—El papá se molestó, pero a mí me encantó —dice la mamá de Apitatán. Una de las ilustraciones de su hijo está colgada y enmarcada en la pared de la sala.
Carlos Aguirre, que en un principio se imaginó a su hijo vendiendo paisajes en el parque El Ejido, es ahora quien más se enorgullece de sus cuadros a cielo abierto. Paulina Ríos también los aplaude, pero a veces los mira sin el filtro complaciente del cariño. Las narices, en los primeros cuadros de Juan Sebastián, le parecían largas, y los ojos muy pequeños. Una vez, incluso, se atrevió a alterar sus trazos. Él se había ido al colegio cuando ella entró a su cuarto y vio sobre el caballete la silueta de un hombre con las manos demasiado grandes. Eso está mal, se dijo a sí misma, y con un pincel corrigió su proporción. La anécdota, contada con la distancia del tiempo, le resulta tan graciosa como vergonzante.
—Yo soy su crítica de arte… Siento que puedo decirle cuando algo no me gusta o no me transmite nada.
Ella ha visto casi todos los trabajos de su hijo, incluidas las ilustraciones y los diseños que ha hecho para Sprite, Adidas y Betero, una marca nacional de libretas y cuadernos que lanzó una edición con tres personajes de Apitatán como portadas. Y quizá también ha hojeado lo que Juan Sebastián solo comparte con pocos, sus boceteros: trece cuadernos que guarda en un estand de la sala de su departamento. Son su taller portátil, su diario de viajes, de rupturas. Esas bitácoras son su espejo.
—Mucho de lo que me define está en mis boceteros. Aquí he escrito y dibujado mis cosas más personales —dice Apitatán mientras pasa las hojas sin detenerse.
En las reuniones familiares, mientras los otros conversan, comen y bailan, él se concentra en las formas que lo habitan. Es entonces cuando su madre, desde el otro lado de la mesa o desde donde esté, le pide lo que ha evitado pedirle desde que él tenía cinco años: que deje, por un momento, de dibujar.
Bibliografía:
Molina, O. (2016) Apitatán, a grandes trazos. Mundo Diners. Recuperado el 20 de julio de 2016 de http://www.revistamundodiners.com/?p=6016
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lunes, 18 de julio de 2016

Cómo ser un líder que trascienda


Cómo ser un líder que trascienda


En el año 2008, la cadena de taquerías El Fogoncito ganó fama por ser una de las primeras marcas mexicanas en incursionar en China. Tenía planes de abrir 15 unidades, pero sólo logró tres. Al cabo de 36 meses, su director general, Carlos Roberts, decidió pasar la estafeta a un socio local y concentrarse en expandir la marca en México y Latinoamérica. ¿Fracaso? No. En realidad para Carlos significó un aprendizaje, fortaleció su carácter como cabeza de una organización y le dio un nuevo empuje para hacer crecer su empresa. Y todo esto lo ha conseguido con un liderazgo que se pone en el timón como ejemplo, observa las necesidades del mercado e impulsa a su equipo de trabajo para juntos alcanzar nuevas metas.
Se trata de tres estilos de liderazgo (de timonel, coaching y afiliativo) que se conjuntan en una persona, Carlos Roberts, y que ha ganado con base en la preparación y retroalimentación constante. Es como dice Derek Lidow, autor del libro Startup Leadership: How Savvy Entrepeneurs Turn Their Ideas Into Successful Enterprises (2014), “para convertirte en un líder emprendedor necesitas el desarrollo de habilidades específicas. No hay que nacer con un talento especial”.
Derek Lidow también sostiene que los emprendedores fracasan porque se concentran en la idea en vez de enfocarse en la gente que les va a ayudar a hacerla exitosa. “Cuando empiezas una empresa estás tú solo y no puedes hacer mucho por ti mismo, todo recae en la gente. El liderazgo es esencial porque es lo que te permitirá establecer las relaciones entre clientes o las personas que vas a reclutar para convertir tu idea en realidad. Si no eres capaz de liderar a la gente, poco podrás hacer por ti mismo”, advierte.

La constancia sí paga

Si bien es fundamental desarrollar tus habilidades como líder cuando inicias un negocio, no se trata de una tarea que concluya cuando tu empresa es auto sostenible, advierten los especialistas. Por ejemplo, Ryan Allis, director y cofundador de Hive, una red global de líderes,emprendedores, innovadores y filántropos que buscan crear un mejor mundo y resolver los grandes desafíos de la humanidad, considera este tema como proyecto de vida. Esto es así porque “al final del día tus habilidades como líder junto con tus habilidades como comunicador terminan impactando en tu capacidad de hacer un cambio en el mundo e inspirar a otros a hacer grandes cosas contigo”, sostiene el también autor del libro Zero to One Million (2008).
“El liderazgo se convierte en un tema medular porque asegura la permanencia de una organización y permite alcanzar objetivos estratégicos”, explica Gema Moreno, socia directora de Talento en Deloitte México. Por lo tanto, es un aspecto tan importante que en Tendencias Globales en Capital Humano 2015, una investigación realizada por la firma a 3,300 líderes empresariales y de recursos humanos en 106 países, el liderazgo por tercer año consecutivo se posicionó como una de las preocupaciones más apremiantes (la segunda) dentro de las organizaciones (nueve de cada 10 lo consideran como uno de los principales retos).

Adiós a la rutina

Ahora bien, ¿qué hacer si te pasa como a un gran número de emprendedores que se pierden en el maremágnum de la operación diaria y no saben cómo desarrollar su liderazgo? Moreno, de Deloitte, sugiere que una vez que empieces a estabilizar tu negocio, identifiques los recursos en los que puedes comenzar a delegar.
Esto es esencial porque además de empoderar a tu equipo de trabajo, podrás concentrarte en ser un líder transformador que hará madurar a su organización. Lo anterior, porque una empresa debe funcionar con o sin tu presencia; para conseguirlo, una de las claves es hacer que tu equipo tome decisiones y asumir que puede haber algunos errores, señala Osiel Cruz, trainer certificado de Dale Carnegie Training, una empresa de capacitación empresarial con presencia en más de 80 países.
Él aconseja que desde los primeros años de operaciones y sin importar el tamaño de tu negocio, planifiques y establezcas metas y notas de desempeño. Y para tener éxito en esta tarea, como cabeza de la organización debes asegurarte de que tú y tu equipo tengan completamente claro lo que se trata de lograr. Es decir, comunicarte de forma correcta y determinar el cuándo del cumplimiento de una meta, cuál es tu definición de éxito, así como fijar objetivos numéricos.

Estilos de liderazgo

Las prácticas descritas anteriormente se ejecutan con un estilo de liderazgo particular, que puede efectuarse dependiendo de la situación en que se encuentre tu organización. En este sentido, Daniel Goleman, psicólogo y autor del libro Inteligencia Emocional (1995) señala en su artículo Leadership That Gets Results (abril 2000), que la verdadera función que define a un líder efectivo es su capacidad para obtener resultados.
El experto identifica seis estilos de liderazgo que tienen su origen en un componente de la inteligencia emocional y advierte que los líderes más efectivos no solamente se conforman con seguir uno de ellos, sino que son capaces de adaptarse según lo requiera su empresa. Los estilos son los siguientes.?
1. Autoritario. Es un líder efectivo para situaciones de mucha presión o crisis y se enfoca en conseguir resultados en el menor plazo posible. Este personaje tiene todo el poder y los miembros del equipo nula oportunidad de aportar ideas. A largo plazo puede causar desmotivación y fuga de talentos.
2. Democrático. Recarga al 100% la toma de decisión en el equipo de trabajo, todo es consensuado y cada miembro de la organización puede proponer y sugerir. Este estilo es usado cuando un líder acaba de llegar a una organización, aunque es importante que desarrolle una visión estratégica y una capacidad para escuchar activamente a todas las voces. Corre el riesgo de que su equipo se pierda en la búsqueda de una decisión.
3. Afiliativo. Favorece el clima laboral y la confianza entre los integrantes de un equipo. Desarrolla vínculos estrechos y personales con los colaboradores, quienes pasan a ser “familia”. Prioriza las relaciones de las personas antes que los objetivos. Es ideal cuando un equipo es nuevo o padeció muchas presiones o golpes de confianza. Abusar de este estilo puede traer problemas de productividad y claridad en el desempeño del grupo.
4. Timonel. Predica con el ejemplo y corrige el rumbo de una organización. Es protagónico en todo momento y es alguien que ya conoce la estructura de una organización y la usa a su favor. El riesgo es acortar el talento y desarrollo profesional de los miembros, pues no impulsa un cambio.
5. CoachingUsa la capacitación y desarrollo de talento como base de su liderazgo. Genera un ambiente de constante aprendizaje, invierte en la capacitación de sus miembros y muestra interés genuino por cada uno de ellos. Permite márgenes de error porque sabe que es el precio a pagar para cubrir procesos y cambios clave. Fomenta dinámicas de retroalimentación. La desventaja es que demanda mucho tiempo en la implementación de muchos procesos y mejoras continuas. En situaciones de crisis no se puede ejercer.
6. Visionario. Inspira a los miembros de su organización a seguirlo en su visión de las cosas. Mueve masas y permea sus ideas en organizaciones, ya que tiene una imagen clara hacia dónde hay que dirigir- se e intenta que el equipo comparta esta misma forma de ver el futuro. Mejora el ambiente de trabajo. Es recomendable utilizarlo en situaciones de transición importantes dentro de una empresa en donde sea necesaria una alta motivación e implicación del equipo.
Bibliografía: 
García, M (2016) Cómo ser un líder que trascienda, Entrepreneur. Recuperado el 18 de julio de 2016 de https://www.entrepreneur.com/article/279258
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martes, 12 de julio de 2016

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Cómo financiar tus propios sueños

Cómo financiar tus propios sueños

Si emprendes a una corta o avanzada edad, siempre tendrás compromisos en tu vida financiera que quizá no te dejarán invertir al 100% en tu sueño. Esto lejos de ser un problema aislado es una realidad en el mundo del emprendimiento. Por lo que no hay que sentirse frustradas o superarlo rápidamente.
Hay varias maneras de adquirir dinero para hacer crecer tu proyecto, sin embargo si no hay un plan que respalde como regresarlo o hacer los pagos, yo recomiendo que no solicites ningún tipo de préstamo. O si ya tienes una deuda, no le eches más piedras al costal.
Hay otra manera interesante de lograr capital y es utilizando “tus habilidades” cómo el principal motor para generar esa entrada de dinero que podrás destinarlo a inversión o saneamiento de tus finanzas o ambas.
Les comparto unas sugerencias sencillas para llevar a cabo pero que requerirán de varias tareas internas para salir exitosas, por lo que la paciencia y organización son clave.
Como dicen, el “éxito” sólo aparece antes que el “trabajo” en los diccionarios. Así que esto consiste de más trabajo en vez de estrés por deber dinero a una institución financiera.

1. Llevar una línea de tiempo

Esto debe responder al crecimiento de tu emprendimiento, una tabla de Gantt con objetivos y metas humanamente posibles. Puedes hacerlo con asana con instagantt.

2. Qué sigue para mi emprendimiento

Una vez que detectas en tu tabla que sigue, puede ser: la creación de tu marca, registro o prototipos, lo que veas necesario cotízalo. No te vayas por lo más barato ni lo más caro. Busca un presupuesto alcanzable que responda a un buen desempeño de quién te ofrece el servicio profesional.

3. Tengo la cifra clara $

Cuando tienes las cifra de cuánto necesitas, agrega un 20% por lo que no estés contemplando y pueda sacarte una sorpresa. Aquí comienza lo interesante y puedes hacer varias cosas:
  • Trabajo temporal. Hay proyectos temporales por eventos en los que podrías participar, procura que estén relacionados con el proyecto que estés haciendo ya que podrás tener buenos contactos.
  • Freelancear proyectos específicos. Aquí balancea tu tiempo de emprendedora vs.freelance para que no te coma.Trabaja en aquello que sabes hacer bien.
  • Comunidades & talleres. Acércate a comunidades y revisa qué aportación en conocimiento puedes hacer. Armar un taller con un costo de recuperación o hablando claramente que es para financiar tu proyecto. Esto puede ayudarte a juntar esa cantidad necesaria. Las comunidades encuentran sentido en ayudar de esta manera y qué mejor que se lleven un conocimiento más para ellos aplicarlo en sus proyectos.
  • Iguala mensual. Quizá puedes programar un par de horas al día con una empresa. De ésta manera tienes una entrada segura pero el tiempo flexible para seguir con tu emprendimiento. Procura que sea home office o a remoto.

4. Actividades internas y externas

Es importante que sepas que si no puedes avanzar en actividades que el mercado o cliente final perciba de tu emprendimiento, avanza en la organización interna del mismo.
Todo ese tejido empresarial que te ayudará a mostrarte segura y te dará las respuestas correctas cuando comiences el RP del mismo, negociaciones o ventas directas.

5. Ser persistente

Saber que se debe trabajar todos los días yes lo que necesitas para ir subiendo los peldaños que tu misma te marques en tu tabla de Gantt.
Avanza todos los días para llegar a ese futuro deseado en tu emprendimiento.
BIBLIOGRAFIA 
Madrigal, V. (2016) Cómo fondear tus propios sueños. Entrepreneur. Recuperado el 12 de julio de 2016 de https://www.entrepreneur.com/article/278967 
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